domingo, 10 de abril de 2011

El llanto del nihilista.

Sonaba the End of this chapter. Era una noche fría como cualquier noche en noviembre, la briza golpeando las ventanas me despertó, ella seguía durmiendo, su cuerpo de lado casi no hacía movimiento, estaba de espalda a mí. Se había quedado dormida mientras la abrazaba. El mareo no me dejaba recordar qué había pasado el día anterior, solo recordaba copa más copa de vodka, no podía ver su rostro en ninguno de los recuerdos, no recordaba ni una sola palabra, ni en qué momento me quedé dormido. Supongo que fue algo súbito, la música seguía sonando. "Tell me that old lies are alive".
Mucho tiempo había pasado desde que no la veía. Una década al menos, y hace más de dos años, pensaba que simplemente había muerto. A diferencia de mí, que había tenido una muerte espiritual; creía que ella había muerto totalmente. Me aferraba a ello para olvidarla. Era mentira. Apareció de la nada; era como un copo de nieve en la primavera temprana, su sonrisa demostraba que no solo estaba viva, sino que había absorbido mi vida también.

Aún en este momento, mientras dormía, sentía que drenaba mi vitalidad. Ella era la encarnación de una vieja maldición que venía a terminar de consumirme. El fantasma que me persiguió por incontables vidas pasadas y que por fin me había encontrado.
Veía en el reflejo de la ventana, que había una ligera sonrisa en sus labios, debía estar pasando algo en la profundidad de sus sueños, y sin embargo parecía para mí que simplemente estaba feliz de consumir mi alma a cada instante.

Tal vez soy solo un cobarde pues siempre huí de su recuerdo, cuando nuestros caminos se separaron; y antes de ello, huí de la profunda atracción que sentía por ella tratando de no enamorarme, de no volverme débil. Tal vez, huía del simple hecho de aceptar que dicha debilidad siempre estuvo ahí consumiéndome, y que cuando ella se fue, la luz en mis ojos se apagó.
Sonaron truenos, me dejé llevar por mi llanto nihilista, el llanto silencioso que había guardado muy adentro del vacío de mi alma por todos estos años. Las lágrimas, que esta vez eran especialmente saladas, mojaban mis labios y mi cuello, hasta que se secaban. Sentía el aire pasar, muy frío por el lugar que mojaron las lágrimas, mientras caminaba en búsqueda de una antigua pero muy afilada navaja escandinava.
Una vez teniéndola en mis manos recordé cuando mis ancestros me dijeron de la antigua maldición y la ignoré por completo. Ahora me estaba consumiendo; y seguramente cuando mi alma estuviese atrapada en la oscuridad del bajo astral, también terminaría consumiéndola; así no hubiera materia de la cual aferrarse.

Y en realidad no importó en lo más mínimo, como nunca importó nada. Dirigí el filo, que aún mostraba brillo hacia mis amígdalas, y rasgué la piel tratando de no hacer ningún ruido que pudiese despertarla, y lo bajé lentamente con la poca fuerza que tenía en las dos manos, desagarré mi cuello hasta toparme con la clavícula. Según mi vago conocimiento sobre medicina, deduje que en menos de 30 segundos estaría muerto. Pasé mi mano por su rostro para sentir la suavidad de su piel una última vez,  manché su piel inmaculada con mi sangre maldita, y sus labios también se tiñeron de carmesí. Una vez dejé mi marca en ella para que supiese qué fue de mí, cuando despertara y supiera que me había desvanecido y que al fin había consumido todo de mí, me dejé caer sintiendo que la vida escapaba de mí en forma de líquido, y cerré los ojos, esperando el final, ese final que fue lo único que yo pude elegir en mi corta estadía en esta realidad.

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N/a: Dedicado a Ale Leopard, una vez más, y el título es una canción de children of bodom, by the way.

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