...Debería estar estudiando, o escribiendo, o algo así, no sé, no sé, no puedo pensar.
Es mentira, no hago nada más que pensar... pensar en ella, y en que no está aquí, y no podré obtener satisfacción.
Desde que desperté; ella ronda por m mente. No; falso.. Estaba ahí desde mucho antes, susurraba uavemente en mis sueños.
No pude dormir más, el sol me despertó. Lo vi y quemó mis ojos; al cerrarlos recordé, ese cielo dorado del limbo, mi queridísimo limbro que aún aguarda por mi, que llegue junto a ella. Quiere ser testigo de nuestra sangrienta redención, así como yo quiero que su entorno matizado de mil colores me vea, vean mientras ella me mata.
Caminé, con mis pes descalsos, sintiendo el frio cadavérico de la mañana, lo ignoré, y fui a la cocina... a busar un poco de café. Antes de tomarlo, senti su aroma inconfundible y caliente recorrrer mi cara; me recordaba el mismo sueño de cada noche antes de despertar: su suspiro, su cálido suspiro detras de mi invtandome a seguirla en sueños hasta el lugar más recóndito del universo de mi mente, y escondernos ahi; indefinidamente.
El contraste de frio en mis pies, y la sensación de quemadura en mi boca era algo interesante, pensé: esto me hará despertar (aunque no quería hacerlo, queria seguir perdido en ese sueño) y concentrarme un poo en mi deberes. Una vez más, estaba equivocado, pues vino a mi el recuedo de noches pasadas mientras parte de mi moria de frio, pero la cálida escencia de su voz llenaba m interior de una llama intensa y palpitante.
'A trabajar' pensé, mientras ponía algo de Debussy, para que rompiera el tenso silencio de la mañana. Si quería concentrarme -y en efecto lo quería- me había equivocado otra vez... pues 'jardins sous la pluie' inundó mi mente con una imágen un poco borrosa; un cielo boreal, que para todos los demás no significaría nada, pero para mi no era así. Era más, mucho más. Era su recuerdo consagrado y perpétuo, que había cambiado de forma en mi mente, al compás de la Suite que seguía sonando sin que me diera cuenta.
Abrí m cuaderno, sintiéndome felizmente derrotado en mi intento de concentración para comenzar a hacer algo. Pero no. Querido Max, otra vez está ella ahi; preguntándome desde el papel: ¿Tu me quieres muñeco? Y me decidí a responderle, yo te quiero muñeca, pero no me podía oir... estaba lejos.
Así que comencé a escribir esto, intentando que ella pudiera oir mi respuesta; mientras irónicamente las notas saltarinas y juguetonas del Rondo Allegro de la sonata Op 13 No. 8 sonaban sarcásticas, haciendome sonreir cínicamente y pensar: golpe bajo Beethoven, en donde quiera que estés.
No. No me iba a concentrar, así que decidí dejar de escribir esto... y volver a mis deberes, que en realidad era la continuación de mi respuesta... en un lenguaje oculto, encriptado, como el de ayer; mientras simplemente concervaba mi sonrisa cínica, pensando en ella... pensándola por siempre.
Esto pasó en realidad. Decidí escribirlo pues estaba perfumado del inconfundible aroma de su hermosa presencia.
10:07 a.m 13/Mayo/2010
Es mentira, no hago nada más que pensar... pensar en ella, y en que no está aquí, y no podré obtener satisfacción.
Desde que desperté; ella ronda por m mente. No; falso.. Estaba ahí desde mucho antes, susurraba uavemente en mis sueños.
No pude dormir más, el sol me despertó. Lo vi y quemó mis ojos; al cerrarlos recordé, ese cielo dorado del limbo, mi queridísimo limbro que aún aguarda por mi, que llegue junto a ella. Quiere ser testigo de nuestra sangrienta redención, así como yo quiero que su entorno matizado de mil colores me vea, vean mientras ella me mata.
Caminé, con mis pes descalsos, sintiendo el frio cadavérico de la mañana, lo ignoré, y fui a la cocina... a busar un poco de café. Antes de tomarlo, senti su aroma inconfundible y caliente recorrrer mi cara; me recordaba el mismo sueño de cada noche antes de despertar: su suspiro, su cálido suspiro detras de mi invtandome a seguirla en sueños hasta el lugar más recóndito del universo de mi mente, y escondernos ahi; indefinidamente.
El contraste de frio en mis pies, y la sensación de quemadura en mi boca era algo interesante, pensé: esto me hará despertar (aunque no quería hacerlo, queria seguir perdido en ese sueño) y concentrarme un poo en mi deberes. Una vez más, estaba equivocado, pues vino a mi el recuedo de noches pasadas mientras parte de mi moria de frio, pero la cálida escencia de su voz llenaba m interior de una llama intensa y palpitante.
'A trabajar' pensé, mientras ponía algo de Debussy, para que rompiera el tenso silencio de la mañana. Si quería concentrarme -y en efecto lo quería- me había equivocado otra vez... pues 'jardins sous la pluie' inundó mi mente con una imágen un poco borrosa; un cielo boreal, que para todos los demás no significaría nada, pero para mi no era así. Era más, mucho más. Era su recuerdo consagrado y perpétuo, que había cambiado de forma en mi mente, al compás de la Suite que seguía sonando sin que me diera cuenta.
Abrí m cuaderno, sintiéndome felizmente derrotado en mi intento de concentración para comenzar a hacer algo. Pero no. Querido Max, otra vez está ella ahi; preguntándome desde el papel: ¿Tu me quieres muñeco? Y me decidí a responderle, yo te quiero muñeca, pero no me podía oir... estaba lejos.
Así que comencé a escribir esto, intentando que ella pudiera oir mi respuesta; mientras irónicamente las notas saltarinas y juguetonas del Rondo Allegro de la sonata Op 13 No. 8 sonaban sarcásticas, haciendome sonreir cínicamente y pensar: golpe bajo Beethoven, en donde quiera que estés.
No. No me iba a concentrar, así que decidí dejar de escribir esto... y volver a mis deberes, que en realidad era la continuación de mi respuesta... en un lenguaje oculto, encriptado, como el de ayer; mientras simplemente concervaba mi sonrisa cínica, pensando en ella... pensándola por siempre.
Esto pasó en realidad. Decidí escribirlo pues estaba perfumado del inconfundible aroma de su hermosa presencia.
10:07 a.m 13/Mayo/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario