Pensé, que sería más difícil, cuando abrí los ojos por primera vez, despidiéndome para siempre de la oscuridad que hasta entonces parecía eterna, cuando estaba en el vientre de mi madre.
Creí, que abandonar el lugar de soledad, donde únicamente existía yo, y comenzar a relacionarme diariamente con múltiples sere humanos, sería algo más complicado; Pues el 'yo' había dejado de existir, y no volvería a sentirlo nunca más, ahora me vería obligado a hablar en plural y preocuparme por los desconocidos, desde el primer momento, para siempre.
Pensé que sería más difícil, vivir rodeado de una masa mórbida de hipocrecía, la tan bien ponderada ética, la siempre respetable moral, y las máscaras que portan todos, o casi todos, al salir de su casa; escondiendo la putefacción verdadera de sus mentes, su escencia, para trasformarla, sin ninguna vergüenza, en una mueca falsa; una sonrisa, un "Dios quiera", y un sin fin de cosas que según alguien, comenzaron a ser malas, aunque la verdad de nuestros seres, sea la lujúria por las aberraciones, y la marea corroida y difusa de toda clase de pensamientos, totalmente opuestos a las palabritas güevonas que repetimos una y otra vez, buscando desesperadmente encajar en una sociedad, que al igual que nosotros esconde su verdadero rostro.
Me resigné, a observar calladamente, la irónica contradicción de las palabras y las acciones. Mientras cada día que pasa, son sensurados más y más matíces de lo que realmente hace fluir adrenalina en nuestras venas, en secreto, en un mundo subterráneo, esas máscaras que cubren casi de forma insultante, a los que la demás gente igualmente cobarde de lo que realmente son, han escojido como "hombres de bien" "hombres de Dios", son despojadas tímidamente, por los gritos mudos, de esas pequeñas caritas inocentes, víctimas y partícipes principales, de el vedadero rostro de esos hombres supuestamente diferentes, que realmente son de bien. Pura mierda. Cada uno más jodido que el otro, cada uno, con un acto más atroz, que el que creíamos era el punto final. Esos mismos que dicen "No, al porno infiantil" "Prohibición, al Hentai, y dibujos eróticos japoneses", disfrutan y se vanaglorian, abriendose paso através de las carnes virginales de niños pequeños. No al porno. No a la violencia. No debe ser espectáculo, dicen. Claro, ¿cómo no? Sólo ellos pueden regodiarse de esos actos fríbolos, en silencio, en un punto ciego. Que la sociedad no vea cuanto disfruto desgarrar el recto de un pre puber, que la sociedad sienta mis palabras llenas de bondad, mientras mi máscara crece, magistralmente.
Acostumbré mis oidos, a los múltiples insultos -Que más bien eran elogios para mi- que oía repetidas veces, al demostrar mi desinterés total, por aquellas máscaras que decideron crear, y que han usado por siglos. Pues el morbo, la sangre, la muerte, el dolor ajeno, el placer de la estupidés de mi 'prógimo' Eran notablemente más sublimes, expresados desnudos, sin velos, que disfrutarlo atemorizado, escondido en lo más recóndito del abismo de mi ser, donde los demás no tienen ni idea que realmente, pensamos parecido, que no es necesaria tanta moral, si al final todos sentimos fascinación al saber que un torero murió empalado y desangrado por el ano, al recibir la estocada final, de un pobre animal dopado, moribudo, y lastimado, rebajado hasta el nivel más denigrante, de lo que algunos quisieron llamar arte.
Decidí observar esto que llaman sociedad de lejos, e ir en contra de ella. Analizarla; para llegar a comprender, que desde antes de haber nacido, me generaba cierta desconfianza. Pensé que sería difícil, estar rodeado de tanta insensatéz, que relacionarme con la gente sería necesario. Que exagerar los sentimientos y las emociones, y hacer un exo-esqueleto con ellos, sería obligatorio, necesario, pues si no, no podría encajar. Estaba equivocado. Esa necesidad de encajar no existía, era un reflejo necrótico. Una prueva. Un reto. Que podría decir superé, pues nunca hizo parte de mi; esa necesidad absurda de una metamorfósis, un cambio a la medida de aquello que una masa de gente decía, estaba bien. No la metamorfósis de una Aglais urticae, de alguna Glossata, de un Papillio; ese proceso largo y lento, para cambiar por siempre; conventirse en algo mejor. Evolucionar. No era así... simplemente era un cambio de máscara de un año, pues las cosas volverían a cambiar, y necesitaría hacerlo también, si quería encajar, una y otra vez, durante 10 o 15 años.
Estúpido, en efecto, y realmente debo agregar, no valía la pena. Tampoco lo hace ahora. Descubrí que no había nada peor que pretender ser alguien que no era yo en realidad, para encajar con otros que finjían también. Pude seguir mi busqueda de soledad satisfactoriamente, desde el primer día. Miré atrás alguna vez -creo-, pero no hubo nunca nada que no pudiera superar, acompañado únicamente de ese vacío armonioso, que prometía alejarme de eso tan odiado por mi, esa necesidad de socializar.
Pensé que sería más dificil, ir en contra de la corriente. No lo fue, ni por un segundo. Volando, en dirección opuesta, mientras el viento golpeaba mi cara, y rasgaba mis alas, encontré las tan anheladas respuestas, pues no había placer más grande, que encontrar el amor a la sabiduría, nutrirme de ella, buscarla, que me regalara forzósamente un fragmento de ella, respirarlo apresuradamente, y notar; que no estaba más cerca, al contrario, mi meta ahora, me miraba desde lejos, más que antes. Nada que decir, seguiré mi busqueda de soledad, eternamente, pues sé que no terminará, seguire buscando siempre.
Pensé que sería más difícil, al momento de nacer, encontrar la gloria, y sentirla estupefacto, alejado de los placeres triviales del vulgo. Estaba equivocado. Nada fue más fácil, y nada será más simple, que el simple placer, de ser -relativamente- diferente.
Creí, que abandonar el lugar de soledad, donde únicamente existía yo, y comenzar a relacionarme diariamente con múltiples sere humanos, sería algo más complicado; Pues el 'yo' había dejado de existir, y no volvería a sentirlo nunca más, ahora me vería obligado a hablar en plural y preocuparme por los desconocidos, desde el primer momento, para siempre.
Pensé que sería más difícil, vivir rodeado de una masa mórbida de hipocrecía, la tan bien ponderada ética, la siempre respetable moral, y las máscaras que portan todos, o casi todos, al salir de su casa; escondiendo la putefacción verdadera de sus mentes, su escencia, para trasformarla, sin ninguna vergüenza, en una mueca falsa; una sonrisa, un "Dios quiera", y un sin fin de cosas que según alguien, comenzaron a ser malas, aunque la verdad de nuestros seres, sea la lujúria por las aberraciones, y la marea corroida y difusa de toda clase de pensamientos, totalmente opuestos a las palabritas güevonas que repetimos una y otra vez, buscando desesperadmente encajar en una sociedad, que al igual que nosotros esconde su verdadero rostro.
Me resigné, a observar calladamente, la irónica contradicción de las palabras y las acciones. Mientras cada día que pasa, son sensurados más y más matíces de lo que realmente hace fluir adrenalina en nuestras venas, en secreto, en un mundo subterráneo, esas máscaras que cubren casi de forma insultante, a los que la demás gente igualmente cobarde de lo que realmente son, han escojido como "hombres de bien" "hombres de Dios", son despojadas tímidamente, por los gritos mudos, de esas pequeñas caritas inocentes, víctimas y partícipes principales, de el vedadero rostro de esos hombres supuestamente diferentes, que realmente son de bien. Pura mierda. Cada uno más jodido que el otro, cada uno, con un acto más atroz, que el que creíamos era el punto final. Esos mismos que dicen "No, al porno infiantil" "Prohibición, al Hentai, y dibujos eróticos japoneses", disfrutan y se vanaglorian, abriendose paso através de las carnes virginales de niños pequeños. No al porno. No a la violencia. No debe ser espectáculo, dicen. Claro, ¿cómo no? Sólo ellos pueden regodiarse de esos actos fríbolos, en silencio, en un punto ciego. Que la sociedad no vea cuanto disfruto desgarrar el recto de un pre puber, que la sociedad sienta mis palabras llenas de bondad, mientras mi máscara crece, magistralmente.
Acostumbré mis oidos, a los múltiples insultos -Que más bien eran elogios para mi- que oía repetidas veces, al demostrar mi desinterés total, por aquellas máscaras que decideron crear, y que han usado por siglos. Pues el morbo, la sangre, la muerte, el dolor ajeno, el placer de la estupidés de mi 'prógimo' Eran notablemente más sublimes, expresados desnudos, sin velos, que disfrutarlo atemorizado, escondido en lo más recóndito del abismo de mi ser, donde los demás no tienen ni idea que realmente, pensamos parecido, que no es necesaria tanta moral, si al final todos sentimos fascinación al saber que un torero murió empalado y desangrado por el ano, al recibir la estocada final, de un pobre animal dopado, moribudo, y lastimado, rebajado hasta el nivel más denigrante, de lo que algunos quisieron llamar arte.
Decidí observar esto que llaman sociedad de lejos, e ir en contra de ella. Analizarla; para llegar a comprender, que desde antes de haber nacido, me generaba cierta desconfianza. Pensé que sería difícil, estar rodeado de tanta insensatéz, que relacionarme con la gente sería necesario. Que exagerar los sentimientos y las emociones, y hacer un exo-esqueleto con ellos, sería obligatorio, necesario, pues si no, no podría encajar. Estaba equivocado. Esa necesidad de encajar no existía, era un reflejo necrótico. Una prueva. Un reto. Que podría decir superé, pues nunca hizo parte de mi; esa necesidad absurda de una metamorfósis, un cambio a la medida de aquello que una masa de gente decía, estaba bien. No la metamorfósis de una Aglais urticae, de alguna Glossata, de un Papillio; ese proceso largo y lento, para cambiar por siempre; conventirse en algo mejor. Evolucionar. No era así... simplemente era un cambio de máscara de un año, pues las cosas volverían a cambiar, y necesitaría hacerlo también, si quería encajar, una y otra vez, durante 10 o 15 años.
Estúpido, en efecto, y realmente debo agregar, no valía la pena. Tampoco lo hace ahora. Descubrí que no había nada peor que pretender ser alguien que no era yo en realidad, para encajar con otros que finjían también. Pude seguir mi busqueda de soledad satisfactoriamente, desde el primer día. Miré atrás alguna vez -creo-, pero no hubo nunca nada que no pudiera superar, acompañado únicamente de ese vacío armonioso, que prometía alejarme de eso tan odiado por mi, esa necesidad de socializar.
Pensé que sería más dificil, ir en contra de la corriente. No lo fue, ni por un segundo. Volando, en dirección opuesta, mientras el viento golpeaba mi cara, y rasgaba mis alas, encontré las tan anheladas respuestas, pues no había placer más grande, que encontrar el amor a la sabiduría, nutrirme de ella, buscarla, que me regalara forzósamente un fragmento de ella, respirarlo apresuradamente, y notar; que no estaba más cerca, al contrario, mi meta ahora, me miraba desde lejos, más que antes. Nada que decir, seguiré mi busqueda de soledad, eternamente, pues sé que no terminará, seguire buscando siempre.
Pensé que sería más difícil, al momento de nacer, encontrar la gloria, y sentirla estupefacto, alejado de los placeres triviales del vulgo. Estaba equivocado. Nada fue más fácil, y nada será más simple, que el simple placer, de ser -relativamente- diferente.
"Drakk jeg for meget av livhåpets krus
Tok jeg gledens forfengelighet for gitt
For min strid mot tomhetens smerte - Denne dødsangstens rus
Er det eneste ene igjen - Som er mitt"
Dimmu Borgir - Sorgens Kammer.
Escrito realizado, sin papel ni tinta, como suelo hacer siempre... en diferentes y bastante distanciados periodos de tiempo, se me ocurrió hace algunos días, y recien tuve tiempo de escribirlo. La idea original era algo diferente, who cares? Already done. Puede sonar algo pretencioso, o arrogante; lástima si llega a ser así, es lo que pienso. Btw, el nombre es un poco.. No sé, vano, predecible, no se me venía nada más a la mente, y quería publicarlo de una maldita vez. Enjoy.
Hägar Einherjer. Teuffel. O como se le ocurra decirme.
Ella mas que nada desea matarlo una y otra vez bajo aquella lluvia, bajo aquella noche, bajo aquella luna, despojandolo asi de las cadenas que lo condenan y quitandole aquella venda que cubre sus ojos y que no lo deja ser. Ella es feliz porque sabe que aunque no pueda hacerlo por ahora, el siempre estara alli en sus afanados pensamientos de niña enamoradiza, y ahora mas que nunca desea arrancarle la vida.
El es feliz, pues sabe que tendrá libertad, que su busqueda de soledad ha terminado porfin, que no erró cuando decidió seguir las estrellas. Aunqe tenga que esperar en ese tiempo vacío e inconcluso, su muerte llegará, una y otra vez, cálida y tenue, acompañada por las dulces notas de un violín, mientras agoniza, agonizante por siempre por toda la eternidad, y asesinado armónicamente, en los pensamientos de esa niña enamoradiza, que le arranca su vida, con el regalo de la libertad.
Ella aguardara por siempre a que el porfin pueda detenerse y observarla para que ella puedo matarlo de una vez por todas e irse a vivir al eterno limbo..donde la eternidad tomara sus vidas y ellos podran mirar por siempre las estrellas,la luna y poder matarse al parpadear.