Abrí los ojos y vi que era de noche, qué extraño; los había cerrado hace un instante y recien era medio día. Dónde estaba? No recordaba este lugar, pero en todo caso, era un jardín... Recordé que de esto me habías hablado alguna vez
Era un jardin invernal, habían desaparecido del planeta hace milenios... solo existía uno. El que habitaba en tus sueños.
Cada centímetro que veia era aun mas impactante; cómo podía existir tanta hermosura?
Frote mis ojos estupefacto. Vi lotos congelados, grandes árboles de hielo, con hojas esculpidas en cristal; gardenias cubiertas por una fina capa de nieve y flores negras y azules... y solo una morada.
Sabes? Estaba nevando, pero era casi imposible de creer. No había nubes en el cielo, era noche de luna llena; al igual que la ultima vez que supe de ti.
Las estrellas eran hermosas, vi que eran ellas quienes lloraban las pequeñas gotas de nieve, todo era hermosura, pero solo las estrellas se sentían vacias y tristes, al igual que yo. Solo ellas comprendían
No te podía recordar muy bien, pero era absolutamente obvio que eras la razón de mi tristeza. A dónde habias ido y por qué?
La luna me miraba sorprendida. No entendía mi tristeza, pues esta era la más hermosa de las noches pero... para qué quería yo toda la belleza del planeta, si no podía ver nunca más la belleza de tus ojos?
Pase tanto tiempo sin ti que ya no podría explicar si eras un recuerdo, o solo un juego de mi mente para volverme un desquiciado.
No podía más, era mi perdición; el vacio de mi pecho no me dejaba respirar, era el vacio que me indicaba que no estabas junto a mi.
Caminé por todo el jardín indefinidamente, cada paso que daba em hacia extrañarte más, y cada rosa que veía me susurraba tu nombre.
El granizo leve, que recien había notado, siempre estubo ahí, caía en mi cuello, en donde estaba la herida de tus dientes, y aún podía sentir como si tus labios estuviesen en mi.
El granizo que caia al suelo se volvia figuras al apilarse. Un pequeño conejo congelado, una loba blanca y un poco gris; y un pajaro azul mirando hacia el cielo.
Su mirada apuntaba a donde pasaban estrellas fugaces dejando a su paso un arcoiris.
El polvo estelar desprendido por ellas cayó en mis ojos. Estuve ciego por un momento... entonces recordé; yo te había matado hace un mes, despuès crei haberme envenenado, pero entonces comprendí:
Aquel elixir que había bebido no era veneno... solo Oporto mezclado con sangre Si estaba envenenado pero... cómo no pudeverlo antes? Mi veneno eras tu.
Los sintomas de envenenamiento eran estar lejos de ti, no poderte ver, no poder sentir tus labios en los mios; sentirlos en mi cuello, acariciar tu rostro en las mañanas, embriagarme con el aroma de tu cuerpo.
Ya sabes lo que dicen cariño; cada veneno tiene un antidoto. El tuyo era la muerte. Me alejaria de la intoxicacion y me juntaria con tigo para poder perderme en tus ojos nuevamente. La vida es ironica... pues era un antídoto que no me estaba permitido... un antidoto que para mi era restringido.
No podría beber ni una gota de muerte. Estaría alejado de ti para siempre? Acaso nunca más podría oírte suspirar en el amanecer? No podria hablar de tu sonrisa y hacerte sonrojar?
No... No me estaba permitido. Mi pecado fue dejarte volar lejos de aquí; mi eterna condena era pasar toda la eternidad sumido en la soledad
Creo que la vida era en efecto, no más que un niño pequeño atormentando a un ave con las alas partidas. Si. Ese ave era yo; Pues me hizo ver que ni siquiera toda la hermosura del universo entero combinada se podría asemejar al brillo de tus ojos, a la dulzura de tus labios, a oirte respirar tranquilamente mientras duermes calmada, abrazada a mi, pues solías decir que era yo el guardian de tus sueños.
Podría algún día volver a sonreír, sabiendo que sigo condenado a existir sin verte junto a mi?
Le pedí a cada estrella fugaz después de abrir los ojos, que si en otra realidad nos volvíamos a reunir; te dejaran ser una rosa de aquí; la única morada del jardin. Que me dejaran ser tu espina para sentirte eternamente ligada a mi.
Que si en definitiva, en otra vida te volvía a ofrecer la muerte; y su siniestra libertad, me dieras a beber un poco de tu sangre y me envenenaras por completo, para poder irme libre junto a ti.
Les pedi que al morir juntos, nos regalaran la eternidad, para estar siempre a tu lado; para oirte respirar.
N/a: While hearing Draw me and The whole successor.
Dedicado al granizo que cae en mi rostro; a la magia de sus ojos, a las dos primeras estrellas brillando en el cielo nocturno, y a la imagen de la luna llena en una mañana de cielo despejado.
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